Mi proceso de casting para Gran Hermano 14 (siente el vértigo) no hubiera sido igual sin Pepa Alvaro. Ella me recibió “super” cariñosamente y acompañó a la oficina de reunión con una mesa grandísima rodeada de sillas de piel con respaldos altos, dejándome allí muy nerviosa y a la vez entusiasmada. Ella nunca me dijo cuál era su cometido en el proceso de selección, pero al ratito, cuando más nerviosa estaba, apareció junto a Jaime Guerra (producción) para entrevistarme. Pepa Álvaro jugaba a ser el “poli bueno” y responsable, mientras Jaime Guerra me hacía preguntas comprometidas sobre qué aportaría con mi entrada a la casa de Guadalix.